6to.
Día:
¡Que
seamos uno para que
El
mundo crea!
Iniciamos la novena rezando juntos la
Secuencia.
Hoy vamos a hablar de la unidad.
El tema preferido de Jesús, el tema
más importante para pensar en la Iglesia y el tema más difícil de vivir. La
unidad tiene que ver con la convivencia de cada día, con la aceptación de los
otros, el respeto por las diferencias, saber pedir perdón y perdonar, atender a las necesidades del otro y buscar el
bien común y no solamente el bien propio. Todo esto tiene que ver con la unidad
y por eso Jesús lo tenía como un sueño especial cuando la noche de la última
cena le dijo al Padre Dios rezando por nosotros: “que todos sean uno para que el mundo crea”.
Por esto decimos que es un tema muy importante y vamos a reflexionar
sobre él en este día. Lo primero que tenemos que revisar es si nosotros somos
instrumentos de unidad o de división en nuestra comunidad.
- Empezando por casa: ¿cómo es
nuestra convivencia: respetuosa, somos de ayudar a la alta autoestima de los
demás o los tiramos para abajo al mínimo error?
- ¿Valoramos a los que nos rodean o estamos muy acostumbrados a
convivir y no nos damos cuenta los servicios que nos brindan cotidiana y silenciosamente?
- En la sociedad: ¿Nos gusta hablar de nuestros vecinos cuando no
están: difamar, calumniar, mentir, enfrentar o hacer pelear a los otros?
- La sociedad en que vivimos está muy marcada por las divisiones que
vienen especialmente desde el poder. Nosotros ¿los imitamos? ¿Somos como ellos?
¿Nos gusta estar enfrentados y divididos?
Para reforzar la importancia del tema Jesús nos mandó desde el cielo al
Espíritu Santo que es nuestro principio de unidad. Él es el que nos une con el
Padre y con Jesús y es el que nos une entre nosotros y ya que somos hijos de
Dios nos mueve a vivir como hermanos.
Así lo explica San Pablo y nosotros lo vamos a escuchar:
Carta a los Efesios:
“Compórtense de una manera digna de
la vocación cristiana. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente
por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la
paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu como hay una única esperanza a la que
todos hemos sido llamados”.
Palabra de Dios.
Otro pasaje bíblico que nos reconforta. Hermosa invitación de San Pablo
a la unidad. Pero claro, deja bien expresado que sin la presencia del Espíritu
santo, no hay unidad posible.
Ya vimos al principio que a los humanos nos cuesta muchísimo estar
unidos, pero con el Espíritu de nuestro lado, podemos lograr una mejor convivencia
y un verdadero espíritu de comunidad como quería y quiere Jesús de todos
nosotros.
Vamos a responder a la palabra rezando: QUE SEAMOS UNO
- Para poder vivir plenamente el bautismo
que nos hace hijos tuyos y hermanos entre nosotros. Oremos…
- Para que dejemos de lado los egoísmos que
no nos dejan encontrarnos y querernos y vayamos por el camino de amor que nos
traza Jesús. Oremos…
- Para que como cristianos recordemos la
palabra siempre renovada de Jesús invitándonos a la comunidad. Oremos…
- Para que no nos dejemos influenciar por el
espíritu de división que reina en la sociedad y seamos servidores de unidad y
paz con nuestros hermanos. Oremos…
- Para que en casa, en el barrio, en la
parroquia busquemos siempre unir y ser familia como quiere Jesús. Oremos...
Vamos a rezarle a nuestro Padre del cielo como Jesús nos enseñó…
Y saludamos a María diciendo juntos… ¡Dios te Salve, María…
Oración
final:
Espíritu
Santo, fuente de sabiduría y amor,
Te
consagramos para siempre nuestro entendimiento,
Corazón,
voluntad y todo nuestro ser.
Haz
que en todo momento sigamos tus enseñanzas,
Que
aceptemos lo que nos enseña Jesús por medio de la comunidad.
Convierte
nuestros corazones al amor y al servicio,
Para
dar testimonio de Jesús con palabras y obras.
Prepáranos
en ésta novena y renueva tus dones y carismas.
En
éste Pentecostés recrea los bienes que
nos has dado.
Queremos
que nos encuentres bien dispuestos a recibirte, a sentirte y a llevarte
alegremente al encuentro de nuestros hermanos.
Amén.
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