jueves, 16 de mayo de 2013

¡Que seamos uno para que el mundo crea! - Novena Pentecostes - Día 6º

6to. Día:
¡Que seamos uno para que
El mundo crea!
Iniciamos la novena rezando juntos la Secuencia.

Hoy vamos a hablar de la unidad.
El tema preferido de Jesús, el tema más importante para pensar en la Iglesia y el tema más difícil de vivir. La unidad tiene que ver con la convivencia de cada día, con la aceptación de los otros, el respeto por las diferencias, saber pedir perdón y perdonar, atender a las necesidades del otro y buscar el bien común y no solamente el bien propio. Todo esto tiene que ver con la unidad y por eso Jesús lo tenía como un sueño especial cuando la noche de la última cena le dijo al Padre Dios rezando por nosotros: “que todos sean uno para que el mundo crea”.

Por esto decimos que es un tema muy importante y vamos a reflexionar sobre él en este día. Lo primero que tenemos que revisar es si nosotros somos instrumentos de unidad o de división en nuestra comunidad.
- Empezando por casa: ¿cómo es nuestra convivencia: respetuosa, somos de ayudar a la alta autoestima de los demás o los tiramos para abajo al mínimo error?
- ¿Valoramos a los que nos rodean o estamos muy acostumbrados a convivir y no nos damos cuenta los servicios que nos brindan cotidiana y silenciosamente?
- En la sociedad: ¿Nos gusta hablar de nuestros vecinos cuando no están: difamar, calumniar, mentir, enfrentar o hacer pelear a los otros?
- La sociedad en que vivimos está muy marcada por las divisiones que vienen especialmente desde el poder. Nosotros ¿los imitamos? ¿Somos como ellos? ¿Nos gusta estar enfrentados y divididos?
Para reforzar la importancia del tema Jesús nos mandó desde el cielo al Espíritu Santo que es nuestro principio de unidad. Él es el que nos une con el Padre y con Jesús y es el que nos une entre nosotros y ya que somos hijos de Dios nos mueve a vivir como hermanos.
Así lo explica San Pablo y nosotros lo vamos a escuchar:

Carta a los Efesios:
“Compórtense de una manera digna de la vocación cristiana. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu como hay una única esperanza a la que todos hemos sido llamados”.
Palabra de Dios.

Otro pasaje bíblico que nos reconforta. Hermosa invitación de San Pablo a la unidad. Pero claro, deja bien expresado que sin la presencia del Espíritu santo, no hay unidad posible.
Ya vimos al principio que a los humanos nos cuesta muchísimo estar unidos, pero con el Espíritu de nuestro lado, podemos lograr una mejor convivencia y un verdadero espíritu de comunidad como quería y quiere Jesús de todos nosotros.

Vamos a responder a la palabra rezando: QUE SEAMOS UNO
- Para poder vivir plenamente el bautismo que nos hace hijos tuyos y hermanos entre nosotros. Oremos…
- Para que dejemos de lado los egoísmos que no nos dejan encontrarnos y querernos y vayamos por el camino de amor que nos traza Jesús. Oremos…
- Para que como cristianos recordemos la palabra siempre renovada de Jesús invitándonos a la comunidad. Oremos…
- Para que no nos dejemos influenciar por el espíritu de división que reina en la sociedad y seamos servidores de unidad y paz con nuestros hermanos. Oremos…
- Para que en casa, en el barrio, en la parroquia busquemos siempre unir y ser familia como quiere Jesús. Oremos...

Vamos a rezarle a nuestro Padre del cielo como Jesús nos enseñó…
Y saludamos a María diciendo juntos… ¡Dios te Salve, María…

Oración final:

Espíritu Santo, fuente de sabiduría y amor,
Te consagramos para siempre nuestro entendimiento,
Corazón, voluntad y todo nuestro ser.
Haz que en todo momento sigamos tus enseñanzas,
Que aceptemos lo que nos enseña Jesús por medio de la comunidad.
Convierte nuestros corazones al amor y al servicio,
Para dar testimonio de Jesús con palabras y obras.
Prepáranos en ésta novena y renueva tus dones y carismas.
En éste Pentecostés  recrea los bienes que nos has dado.
Queremos que nos encuentres bien dispuestos a recibirte, a sentirte y a llevarte alegremente al encuentro de nuestros hermanos.
Amén.



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