Comencemos nuestra experiencia...+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!
Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.
Filipenses 1, 21
"Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia."
Es un gran espectáculo mirar a un hombre de fe, alguien que verdaderamente experimento a Cristo y permitió que Él cambiase no solamente su vida, sino también sus conceptos, y de un nuevo sentido a todo.
Pablo es este hombre, este modelo de alguien que se rindió de corazón y alma a Jesús. En los Hechos de los Apóstoles, Pablo testimonia tres veces su encuentro personal con Jesús.
En el camino a Damasco, Pablo da énfasis a la obra que Jesús realizó en él y, con toda la doctrina que predicó y enseñó en sus cartas, de la vida a la experiencia que hizo.
En el vemos que el mundo perdió totalmente el sentido y el valor, que las cosas pasajeras de esta tierra no llenaban más sus ojos y su corazón.
Que experiencia extraordinaria es la que éste hombre vivió, qué autenticidad, que determinación, qué amor grandioso por Cristo y por la evangelización!
Esto nos invita a mirar para atrás y contemplar nuestro encuentro personal con Jesús.
¿Donde y cuando fue tu camino de Damasco?
¿Qué cambio en tu vida desde entonces?
Si tenemos un auténtico encuentro personal con Jesús, muchas cosas cambian en nuestra vida, damos pasos concretos, optamos por las cosas de lo alto y dejemos las cosas viejas atrás.
Pero el tiempo, el tiempo pasó, y ¿cómo estamos ahora?
¿Será que llenamos nuestra vida nueva con las cosas viejas?
¿Con conceptos viejos?
¿Con las prácticas del hombre viejo?
Dijo Jesús: "Vino nuevo en odres nuevos" (cfr. Mt 9,17)
El vino nuevo explota en odres viejos, y si eres un hombre viejo, si nutres un corazón viejo, desgraciadamente, no vas a soportar el vino nuevo del Espíritu Santo y vas a explotar.
Miremos a Pablo, su radicalidad, su vida de oración, su ardor misionero, y al contemplarlo, percibimos que el nunca perdió el foco, nunca se olvidó de donde venía y para dónde estaba yendo. El alimentó en la amistad con Jesús su conversión y la vida nueva que asumió delante de Cristo. Si no alimentamos la vida nueva, nuestra intimidad con Jesús por medio de la oración, vamos a retroceder en nuestra experiencia.
Y si dejamos de mirar para lo alto y ver allá nuestra meta, perderemos el foco, nos dejaremos seducir por este mundo y por las ofertas que recibimos.
Es hora de retomar el foco, es hora de volver a nuestro camino de Damasco y reasumir todo lo que Jesús hizo en nosotros, de eso depende nuestra salvación.
Siendo así, podremos, sin miedo, como Pablo declarar: "Para mi vivir es Cristo y morir es ganancia"
Mira bien, vivir Cristo aquí en la tierra, en todo lo que hicimos; en esta condición el morir solo puede ser ganancia, pues es certeza del Cielo.
Hoy, necesito decirte: si has perdido el foco, es hora de retomar, el Señor esta dándote una nueva oportunidad.
Pablo es este hombre, este modelo de alguien que se rindió de corazón y alma a Jesús. En los Hechos de los Apóstoles, Pablo testimonia tres veces su encuentro personal con Jesús.
En el camino a Damasco, Pablo da énfasis a la obra que Jesús realizó en él y, con toda la doctrina que predicó y enseñó en sus cartas, de la vida a la experiencia que hizo.
En el vemos que el mundo perdió totalmente el sentido y el valor, que las cosas pasajeras de esta tierra no llenaban más sus ojos y su corazón.
Que experiencia extraordinaria es la que éste hombre vivió, qué autenticidad, que determinación, qué amor grandioso por Cristo y por la evangelización!
Esto nos invita a mirar para atrás y contemplar nuestro encuentro personal con Jesús.
¿Donde y cuando fue tu camino de Damasco?
¿Qué cambio en tu vida desde entonces?
Si tenemos un auténtico encuentro personal con Jesús, muchas cosas cambian en nuestra vida, damos pasos concretos, optamos por las cosas de lo alto y dejemos las cosas viejas atrás.
Pero el tiempo, el tiempo pasó, y ¿cómo estamos ahora?
¿Será que llenamos nuestra vida nueva con las cosas viejas?
¿Con conceptos viejos?
¿Con las prácticas del hombre viejo?
Dijo Jesús: "Vino nuevo en odres nuevos" (cfr. Mt 9,17)
El vino nuevo explota en odres viejos, y si eres un hombre viejo, si nutres un corazón viejo, desgraciadamente, no vas a soportar el vino nuevo del Espíritu Santo y vas a explotar.
Miremos a Pablo, su radicalidad, su vida de oración, su ardor misionero, y al contemplarlo, percibimos que el nunca perdió el foco, nunca se olvidó de donde venía y para dónde estaba yendo. El alimentó en la amistad con Jesús su conversión y la vida nueva que asumió delante de Cristo. Si no alimentamos la vida nueva, nuestra intimidad con Jesús por medio de la oración, vamos a retroceder en nuestra experiencia.
Y si dejamos de mirar para lo alto y ver allá nuestra meta, perderemos el foco, nos dejaremos seducir por este mundo y por las ofertas que recibimos.
Es hora de retomar el foco, es hora de volver a nuestro camino de Damasco y reasumir todo lo que Jesús hizo en nosotros, de eso depende nuestra salvación.
Siendo así, podremos, sin miedo, como Pablo declarar: "Para mi vivir es Cristo y morir es ganancia"
Mira bien, vivir Cristo aquí en la tierra, en todo lo que hicimos; en esta condición el morir solo puede ser ganancia, pues es certeza del Cielo.
Hoy, necesito decirte: si has perdido el foco, es hora de retomar, el Señor esta dándote una nueva oportunidad.
Amén!
Mortificación
Haz memoria de tu encuentro personal con Jesús y retoma el foco de tu vida y de tu existencia. Dale importancia a lo que realmente vale en tu caminar. Si todavía no tuviste un encuentro con Jesús, como el de Pablo en el camino a Damasco, pide al Espíritu Santo que te lleve a Jesús.
Oración de clamor
Señor Jesús, al mirar el encuentro personal que Pablo tuvo Contigo, me siento impulsado a volver al día de mi encuentro personal y retomar, con fuerza, todo lo que experimenté y los propósitos que hice y viví en aquel día glorioso.
La oportunidad que Tú, Señor, me das, así como todo lo que hiciste en mi, fue un acto de profunda misericordia, de compasión, de amor de un Dios tan grande que vino al encuentro de esta criatura tan pequeña que yo soy.Quiero retomar los propósitos, quiero vivir para Ti y, si perdí el foco, quiero retomar todo otra vez.
Quiero tener un nuevo encuentro personal Contigo, ahora, en esta oración, visítame Señor.
Que este lugar donde estoy sea mi camino de Damasco, y que mi vida sea alcanzada poderosamente como fue la de Pablo.
Necesito de Ti, mi Señor y mi Dios, necesito del toque de Tu amor, necesito oír Tu voz llamándome, necesito tener mis ojos curados de la ceguera.
Si necesitas, en el día de hoy, enviar un Ananías para imponer las manos sobre mi y bautizarme con Tu Espíritu Santo, envíalo, pues no quiero continuar siendo la misma persona, quiero ser un hombre nuevo, quiero traer la marca de este encuentro, que cambia todo y que da el valor verdadero a lo que realmente tiene valor, quiero retomar el foco, y el foco de mi vida es el Cielo, es la vida eterna.
Sé que todo aquí pasará y que el tiempo que me has dado en esta tierra es exactamente el tiempo para prepararme para el cielo.
Como el apóstol Pablo, quiero declarar hoy con toda intensidad desde mi corazón: para mi, de hecho, el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Te pido, Señor, que por la fuerza de Tu Espíritu Santo, sea actualizado mi encuentro personal contigo, mi bautismo con Espíritu Santo, y que mi vida sea totalmente vuelta hacia las cosas de lo alto, para el foco de mi caminar, que es el Cielo.
Que de aquí para adelante mi vivir seas Tú, mi vivir, mi Señor Jesús, y el morir sea ganancia, porque será el definitivo encuentro Contigo en el Cielo.
Gracias por amarme tanto, gracias porque siempre tienes lo mejor para mi, gracias por esta nueva oportunidad que hoy recibo de Ti, gracias por derramar Tu Espíritu Santo en mi vida.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!
Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.
Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.
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