lunes, 9 de mayo de 2016

Experiencia de Avivamiento - Día 44

Comencemos nuestra experiencia...

+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

1 Tesalonicenses 5, 19-22
"No extingan la acción del Espíritu;
no desprecien las profecías;
examínenlo todo y quédense con lo bueno.
Cuídense del mal en todas sus formas."
Estamos en la recta final de nuestro devocionario.
Es fundamental asumir todo aquello que, hasta aquí, el Señor nos enseñó y reveló. El texto de Pablo que hoy estamos meditando nos llama la atención hacia algo muy importante: "No apaguen el Espíritu".

Esta Palabra es muy pertinente, pues tenemos la tendencia de querer controlar la acción del Espíritu Santo en nuestra vida y en la vida de las personas, sin hablar de los eventos en los que trabajamos o de los que participamos.
El Espíritu Santo tiene la hora marcada para actuar, tiene que entrar dentro de los esquemas, y, si algo sale de los esquemas pautados y definidos, hay peleas en los bastidores.

Existen muchos bomberos, en nuestro movimiento, que quieren apagar el fuego del Espíritu, o que, en muchos momentos, se hallan dueños del Santo Espíritu de Dios e intentan mandar sobre Él: la unción y el discernimiento son sólo de ellos.
Eso es un escándalo, y  muchas cosas se han enfriado en medio de nosotros por estar extinguiendo la acción del Espíritu Santo.

Preguntémonos: ¿El Espíritu Santo está actuando con libertad en nosotros?
¿en nuestro grupo? ¿En nuestro movimiento?
Sinceramente, mirando la realidad actual, ¿El ha tenido libertad de acción o lo estamos extinguiendo?
Si no dejamos al Espíritu Santo actuar libremente, nos vamos a vaciar, cada día más, y principalmente nos volveremos infecundos, estériles, pues quien todo realiza es el Santo Espíritu del Señor.

Otra directriz que el Apóstol nos da es "no desprecien los dones de profecía y no los desprecien porque siempre quiere hablar con nosotros en nuestras reuniones carismáticas, y con el don de profecía necesitamos pedir el don de discernimiento.
Veo como algo extremadamente importante y necesario retomar las profecías antiguas que todavía no se cumplieron y caminar sobre ellas, abriéndonos a la dirección de Dios. 
En medio de nosotros, es necesario (siempre) que exista la apertura a este don, pues el Señor Dios quiere siempre hablarnos, renovar todas las cosas.
Es el tiempo de Dios, por lo tanto, no permitamos que el Espíritu Santo sea extinguido en nuestras reuniones y experiencias personales es que todos los dones se manifiestan en nosotros y en el medio de nosotros.
Solamente la acción del Espíritu Santo puede apartarnos de toda especie de mal.
El nos ayudará a permanecer fieles hasta el fin.
Ese es el camino que debemos transitar.
No resistamos al Espíritu Santo, pues esto provoca tristeza en el corazón de Él.
Nuestro corazón abierto y deseoso es la alegría del Espíritu Santo.
Amén!

Mortificación
Clama el don del Espíritu Santo, para que te ayude a vivir totalmente rendido a El. Suplica que los dones y carismas se manifiesten en ti, especialmente el de profecía.

Oración de clamor
Señor  quiero comenzar esta oración pidiendo perdón por todas las veces que extinguí Tu Espíritu Santo en mi vida, sin estar abierto a la acción de Él.
¡Cuán cerrada ha estado mi vida, mi Dios!
Cuánta indiferencia a las directrices del Espíritu en mi caminar.
Perdón por no haberme abierto a lo nuevo que tenías para mi, por haber pensado que ya había experimentado todo y, por eso, no haberte dado lugar para que lo nuevo aconteciese en mi.
Perdón por haberme apegado a las estructuras viejas y caducas, y dentro de esta estructura, Tu Señor acabaste actuando. 
Te pido, humildemente, quiebra las estructuras viejas de mi vida pues quiero experimentar lo nuevo, la novedad de Tu Espíritu Santo.
Señor, yo perdí el ardor, acabé enfriándome, perdiendo la dirección, dejé de experimentar la acción del Espíritu Santo en los Sacramentos, en la Palabra, en las reuniones de oración porque estaba cerrado a lo nuevo, y las cosas quedaron embarradas.

Misericordia Jesús, no puedo permitir, nunca mas, que Tu Espíritu Santo sea extinguido en mi vida por mi cerramiento y por el endurecimiento de mi corazón.

Úsame como instrumento para quebrar las estructuras rígidas.
En primer lugar, por la intercesión, y después con los medios y direcciones que está oración me dará, colocándome totalmente a Tu disposición.

Deseo, desde el fondo de mi corazón, el don de profecía.
Si la profecía está desapareciendo, no es porque Tu Señor no quieras hablar, sino porque no hay hombres y mujeres abiertos y dispuestos a pagar el precio de este don.
Concédeme la gracia del don de profecía y,  juntamente con él, dame el don de discernimiento, para entender la dirección de lo que quieres hablar por mi: si es para mi, para el hermano, o para toda la asamblea y, que yo sepa entender si el ambiente es acogedor y propicio para usar este don.

Delante de todo esto, deseo desde el fondo de mi corazón ser profeta de Ti, Señor, ser usado en este carisma tan necesario para Tu Iglesia.

Sé que quieres direccionar mi vida por la profecía, como también todo el pueblo; por lo tanto, digo con humildad, si quieres usarme, aquí me tienes, dispuesto y disponible para que hagas Tu voluntad en mi vida.
Quiero lo que Tú quieres, ansío las realidades nuevas en las cuales me quieras insertar, deseo lo sobrenatural, me abro a todo lo que Tú Espíritu Santo me marque.
Y te pido Señor, la gracia de una decisión grandiosa y radical, de apartarme del mal, de no tener ninguna parte con él.
No quiero ser un bombero para apagar el fuego de Tu Espíritu, no permitas que esto suceda en mi vida, por el contrario, quiero ser un incendiario, alguien que es portador de este fuego santo.
Úsame, Señor.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.

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