“Señor mira a tu pueblo que espera el Espíritu Santo, mira a los jóvenes, a las familias, a los niños a los enfermos, a los sacerdotes, a los consagrados, a nosotros los obispos, mira a todos. Concédenos la santa ebriedad del Espíritu, la que hace hablar todos los idiomas, de la caridad, siempre cerca de los hermanos y hermanas que tienen necesidad de nosotros. Enséñanos a no luchar entre nosotros para tener un poco más de poder, a amar más a la Iglesia que es nuestro partido, enséñanos a tener el corazón abierto para recibir el Espíritu. Envía tu espíritu sobre nosotros. Amén"
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