Con Jesús por la mañana.
En el grupo de amigos de Jesús también estaba Judas, quien lo traicionó por sus proyectos personales. En el corazón de cada uno de ellos también creció la cizaña de la traición y el abandono. Sin embargo, sabiendo Jesús que sería traicionado y abandonado no los culpó, ni los expulsó, ni los corrió de su grupo por su deslealtad. A amigos y traidores, elegidos y desleales, llamados y cobardes, el corazón de Jesús los perdonó, los siguió invitando a su lado. Vivió el dolor de la traición que creció como cizaña en su grupo de amigos y en el corazón de cada uno de ellos. Pero Él se ocupó de hacer crecer aún más el trigo que de arrancar la cizaña. Ofrezco mi día por las intenciones del papa. ¿He traicionado a otros? ¿Me he sentido traicionado? ¿Puedo perdonar para que crezca la misericordia y la caridad?
Con Jesús durante el día.
«Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha» (Jn 13, 30). ¡No desesperes! ¡No te castigues! Aprende a aceptar la ambigüedad y el misterio que es cada uno: crece la cizaña junto al trigo. Cultiva tu trigo y verás disminuir la cizaña.
Con Jesús por la noche.
Doy gracias a Jesús por mi día. ¿Reconocí el trigo en mi corazón y en los grupos y comunidades que frecuento? ¿Me di cuenta que es de mayor provecho hacer crecer el trigo que arrancar la cizaña? Pido perdón. Mañana cultivaré el trigo. Rezo porque reconozcamos el valor y belleza de los pueblos indígenas.
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