Dios está buscando buena tierra para sembrar sus semillas de vida. ¿Tenemos corazones de piedra en los que nada crece? ¿O corazones, abiertos a la Buena Noticia de la salvación, pero tan cubiertos por malas hierbas: como es la constante preocupación por los afanes de la vida y por cosas de poca importancia, que no nos deja tiempo para cultivar el crecimiento en nosotros de la vida y del amor de Dios. Pidamos en esta Eucaristía que sepamos dar buena y rica cosecha, como el profeta Jeremías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario