jueves, 8 de marzo de 2018

COMPRENDIENDO LA PALABRA 080318

“El que no recoge conmigo desparrama”

    En la guerra contra los moabitas y amonitas, Josué [que lleva el mismo nombre que Jesús] “mató a todos los reyes con la espada” (Jos 11,12). Estábamos todos “bajo el domino del pecado” (Rm 6,12); todos, todos estábamos bajo el dominio de las malas pasiones… Cada uno mantenía en sí un rey particular que reinaba en él y le dominaba. Por ejemplo, a uno le dominaba la avaricia, a otro el orgullo, a otro la mentira; a uno le dominaban las pasiones carnales, otro sufría el reino de la cólera… Había, pues, en cada uno de nosotros y antes de tener fe, un reino de pecado. 

    Pero cuando vino Jesús, mató a todos los reyes que detentaban en nosotros los reinos del pecado, y nos enseñó a matarlos a todos sin dejar escapar a ninguno. Si se conserva en vida, aunque sea uno tan sólo, no se podrá pertenecer al ejercito de Jesús… Porque el Señor Jesús nos ha purificado de toda clase de pecado; los ha destruido a todos. En efecto, todos “nosotros  con nuestra insensatez y obstinación, íbamos fuera de camino; éramos esclavos de pasiones y placeres de todo género, nos pasábamos la vida fastidiando y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros” (Tt 3,3), con todas las clases de pecados que se encontraban en los hombres antes de creer. Es muy verdadero decir que Jesús mató a todos los que salían para armar guerra; porque no hay pecado tan grande que Jesús no pueda poner sus pies encima, él que es el Verbo y la “Sabiduría de Dios” (1Co, 1,24). Él triunfa de todo, es vencedor de todo. 

    ¿No creemos que todos los pecados, cualesquiera que sean,  son echados fuera de nosotros cuando venimos al bautismo? Es lo que dice el apóstol Pablo quien después de haber enumerado todas las clases de pecados, añade finalmente: “Así erais algunos. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron invocando al Señor Jesucristo y al Espíritu de nuestro Dios” (1Co 6,11).


Orígenes (c. 185-253), presbítero y teólogo 
Homilías sobre Josué, nº 15

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