lunes, 12 de marzo de 2018

COMPRENDIENDO LA PALABRA 120318

“El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho.”

      “Viva es La palabra de Dios” (He 4,12). Toda la grandeza, la fuerza y la sabiduría de la palabra de Dios, he aquí lo que por medio de estas palabras el apóstol muestra a aquellos que buscan a Cristo, palabra, fuerza y sabiduría de Dios. Esta palabra estaba en el principio junto al Padre, eterno con él (Jn 1:1). Fue revelada en su tiempo a los apóstoles, anunciada por ellos y recibida humildemente por el pueblo de los creyentes… 

      Vive esta palabra a quien el Padre le ha dado de vivir en ella misma, como él la posee en ella misma (Jn 5:26). No solamente vive, sino que es la vida, como está escrito «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14:6). Y puesto que es la vida, ella vive y es vivificante porque así « como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere» (Jn 5:21). La palabra es vivificante cuando llama a Lázaro afuera de la tumba y le dice: « ¡Lázaro, sal afuera!» (Jn 11:43). Cuando esta palabra es proclamada, la voz que la pronuncia resuena al exterior con una fuerza que, percibida al interior, hace revivir a los muertos, despertando la fe, suscitando verdaderos hijos a Abraham (Mt 3:9). Si, esta palabra vive, vive en el corazón del Padre, en la boca del que la proclama, en el corazón del que cree y ama. 


Balduino de Ford (¿-c. 1190), abad cisterciense, después obispo 
Homilía sobre la carta a los Hebreos 4,12 (Trad. ©Evangelizo.org)

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