domingo, 29 de julio de 2018

COMPRENDIENDO LA PALABRA 290718

«Este sí que es el gran Profeta que tenía que venir al mundo»

Los discípulos dicen que tan sólo tienen cinco panes y dos peces. Los cinco panes significan que todavía estaban sometidos a los cinco libros de la Ley, y los dos peces que estaban alimentados por las enseñanzas de los profetas y de Juan Bautista... Esto es lo que los apóstoles tenían que ofrecer en primer lugar, puesto que todavía se encontraban en esta situación; y es de ahí que partió la predicación del Evangelio...

     El Señor había tomado los panes y los peces. Levantó los ojos al cielo, dijo la bendición y los partió. Dio gracias al Padre por  ser cambiada después de siglos de estar bajo la Ley y los profetas, en alimento de la Buena Noticia... Los panes se dieron también a los apóstoles: es a través de ellos que los dones de la gracia divina debían repartirse. Seguidamente la gente se alimentó de los cinco panes y los dos peces y, una vez saciados los invitados, los trozos de pan y de pescado eran tan abundantes que se llenaron doce canastas. Esto quiere decir que la multitud se sació con la palabra de Dios que viene de la enseñanza de la Ley y los profetas. Es la abundancia del poder divino reservada para los pueblos paganos, que desborda después del servicio del alimento eterno. Así realiza una plenitud, la del número doce que es la misma que el número de apóstoles. Luego vemos que el número de los que comieron es el mismo que el de los futuros creyentes: cinco mil hombres (Mt 14,21; Hch 4,4).


San Hilario (c. 315-367)
obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Mateo, 14, 11; PL 9, 999

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