para que no se desperdicien.
Juan 6, 12
Cuando Jesús les dice a Felipe y Andrés que den de comer a la gran multitud, ellos se deben haber preguntado: “¿Qué quiere decir? ¡No tenemos comida para tanta gente!” Pero fueron a buscar lo que hubiera y encontraron a un muchacho que tenía dos peces y cinco panes de cebada. ¡Era demasiado poco!
Cuando nos encontramos con dificultades en el día —por ejemplo, tratar con un compañero de trabajo con quien no nos llevamos bien o tener que hacer malabarismos con las exigencias de la vida familiar— pensamos que no seremos capaces de salir adelante; nos parece que no tenemos todo lo que se necesita para terminar bien el día y mucho menos para ser de utilidad a Dios.
Pero ¿qué hizo Jesús con los dos pescados y cinco panes? ¡Alimentó a cinco mil personas! Es decir, resolvió una situación crítica y de paso dejó en claro que no es el tamaño de la ofrenda lo que importa, sino su compasión y su poder. Entonces, ¿qué podemos aprender de este milagro?
Primero, que cuando le damos algo al Señor, poco no significa poco. Él puede hacer grandes cosas si de buena gana le damos de lo que tenemos. Si lo que le damos es apenas diez minutos de oración apacible, él nos llena de su amor y nos muestra cómo amar a nuestros semejantes; cuando preparamos una comida para una familia necesitada, Dios sacia su hambre y les recuerda que tienen dignidad y son amados.
Segundo, nada se desperdicia en la economía divina. Incluso los “pedazos” sobrantes de nuestros actos de amor son valiosos para el Señor. El Señor ve y le importan los pequeños sacrificios que nadie nota, por ejemplo, el esfuerzo no reconocido que dedicamos al ayudar a alguien.
Así que ¡ánimo! Ofrécele al Señor lo que tengas y ten la plena confianza de que él lo multiplicará. Ofrécele tu tiempo de oración y el amor a quienes están contigo, y contempla cómo el Señor satisface las necesidades de la gente por intermedio tuyo.
“Señor mío Jesucristo, lléname de tu amor, te lo ruego, y úsame como instrumento para alimentar y bendecir a mis prójimos.”2 Reyes 4, 42-44
Salmo 145(144), 10-11. 15-18
Efesios 4, 1-6
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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