Evangelio según San Juan 14,1-6
Jesús dijo a sus discípulos:
"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy".
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?".
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí."
RESONAR DE LA PALABRA
A la paz de Dios:
Muchos días en casa. A veces disfrutando, otras sufriendo. Otros no tienen casa donde resguardarse de la pandemia. Hay casas soleadas y casas grises. Casas y hogares. En unas hay paz, en otras una violencia que salta en chispazos a cada momento. Quédate en casa.
Cada uno en su casa, y Dios en la de todos. La casa de Dios tiene muchas estancias. La casa de Dios, que es la Iglesia, también tiene muchas estancias. Caben los abuelos que cada día van a misa, y quien la pisa solo en contadas ocasiones. Caben esas personas que saben que allí son acogidas, cuando tantas veces en otros lugares pasan de ellos. Cabe quien escucha y quien se siente escuchado. En esta casa caben las alegrías de los niños, las rebeldías de los jóvenes, las dudas de los inquietos, los pecados y pecadillos de todos. Una Iglesia que se hace más casa en estos días.
Todos tenemos ganas de volver a esa nueva normalidad. Ganas de ponernos en camino. Pero conviene recordar que aquel que no sabe adónde va siempre acaba en otra parte. Jesús hoy se presenta como el camino que nos conduce al Padre, como la verdad que ilumina la vida de los pueblos (al Padre se llega como pueblo o no se llega), como la vida de un mundo que ha quedado en suspenso. Pues eso, hasta su casa con Él: Camino, Verdad, Vida.
Nuestro hermano y amigo
Óscar Romano
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