Vendrá el tiempo...que ayunarán
Hijos bien-amados y hermanos: Dios que en su sabiduría gobierna todo y de forma excelente y sabia lleva a buen término las estaciones y los años, nos ha hecho conocer que ya ha llegado el tiempo de salvación y beneficio para las almas. (...) ¡Gracias sean dadas a quien nos ha revelado este tiempo y juzgado dignos de alcanzarlo! Por eso, en todo momento debemos llevar una vida santa y pura y observar los mandamientos de Dios, en particular actualmente. (...)
Ya que es tiempo de purificación, ¡purifiquémonos! Ya que es tiempo de abstinencia, ¡hagamos abstinencia! No sólo de alimentos, porque no sería suficiente. Hagamos abstinencia (...) de envidiar la buena reputación de nuestro hermano y ponernos en cólera o irritarnos contra el prójimo. Hagamos abstinencia de no poner freno a nuestra lengua, dejándola correr como ella quiere. Se debe imponer ella misma los límites: no hablemos mucho ni en cualquier momento, hablemos sólo de temas convenientes. Nuestros ojos se deben guardar de miradas impúdicas. Nuestros oídos deberían permanecer cerrados, abriéndose sólo para escuchar lo que es agradable a Dios y él ama.
Si, mis hijos bien-amados. Los exhorto para que hagan de ustedes mismos un instrumento musical, un harpa agradable del Espíritu Santo. (...) Mantengan la paz entre ustedes. La tan venerable Cuaresma fatiga al cuerpo, es cierto. ¡Pero a causa del cuerpo no dejen que se les doblegue el coraje! (...) Como siempre, con un poco de paciencia, ¡no sentirán más el peso!
San Teodoro el Estudita (759-826)
monje en Constantinopla
Catequesis 46, (Les Grandes Catéchèses, Spiritualité Orientale 79, Bellefontaine, 2002), trad. sc©evangelizo.org
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