¡Llama a la puerta de mi Hijo con un santo deseo!
[Santa Catalina escuchó a Dios decirle:] Créeme, no desprecio el deseo de mis servidores. Doy a quien me pide y los invito a todos a pedir. Realmente no me agrada cuando no llaman a la puerta de la Sabiduría de mi Hijo Único, siguiendo su doctrina.
Seguir su doctrina es cómo llamar a la puerta, gritando hacia mí, el Padre eterno, con la voz del santo deseo y humildes e incesantes oraciones. Soy yo el Padre que les da el pan de la gracia por la puerta de la suave Verdad. A veces, para probar sus deseos y perseverancia, hago como si no los escuchara. Pero los escucho bien y doy a su espíritu lo que necesita. Les doy el hambre y la sed por la que gritan hacia mí. Para satisfacer sus deseos, cuando son ordenados y dirigidos hacia Mí, quiero únicamente probar su constancia. Deben llamar cómo los invita mi Verdad cuando dice: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá” (Mt 7,7; Lc 11,9).
Yo te digo: ¡No quiero que dejes debilitar tu deseo ni que ceses de implorar mi socorro! ¡No bajes tu voz! ¡Grita, grita hacia mí para que haga misericordia al mundo! ¡Llama sin interrupción a la puerta de mi Verdad, mi Hijo, siguiendo sus huellas!
Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Diálogos (Le dialogue, nº 107, Téqui, 1976), trad. sc©evangelizo.org
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