jueves, 1 de junio de 2017

¿Cómo practicar la “Oración de Jesús”?

Padre, ¿cómo se practica la “Oración de Jesús” en el monasterio?



—La “Oración de Jesús” es, ante todo, una oración personal, aunque nosotros la utilizamos también como una oración comunitaria. ¿Cómo la practicamos? Empezamos con las oraciones introductorias, luego continuamos con el Salmo 50 y el Credo, y después repetimos unos 8 cordones de oración (llamados también “komboskini” o “chotki”, cada uno con unos 150 nudos), repitiendo la “Oración de Jesús”. Es decir, hay uno que pronuncia en voz alta la “Oración de Jesús”, mientras los demás escuchan en silencio. Pero, atención, no dice: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”, sino “ten piedad de nosotros”, porque estamos todos juntos, orando.

Esta forma de oración no es fruto de la fantasía de alguna persona, sino que proviene de una sencilla necesidad: la carencia de libros litúrgicos y, al mismo tiempo, la facilidad de orar con estas palabras. Actualmente, cuando tenemos al alcance toda clase de volúmenes litúrgicos, seguimos utilizando esta breve oración, porque sabemos que ha tenido y sigue teniendo efectos extraordinariamente positivos. Cada semana participamos cuatro veces de la Divina Liturgia. En las vísperas de cada domingo y de las festividades de la Iglesia, tenemos el ciclo litúrgico completo, las siete Horas. Sin embargo, los dos puntos fuertes son la Liturgia y la “Oración de Jesús”.

Esta oración ha demostrado ser muy fructífera tanto para los miembros de las comunidades monásticas como para los fieles y peregrinos que nos visitan. Además, ya que en nuestro monasterio conviven monjes de doce nacionalidades diferentes, solemos recibir peregrinos de casi toda Europa. Todos nuestros visitantes vienen, en primer lugar, atraídos por la especial personalidad del padre Sofronio y el libro sobre San Siluano, que ya ha sido traducido a varios idiomas. Estas personas, que vienen por el Padre Sofronio y por San Siluano, aprenden la “Oración de Jesús” solamente al participar de nuestros oficios. Y cuando distribuimos la recitación de la “Oración de Jesús” entre los presentes, no sólo lo hacemos con los monjes, sino también buscando que participen los fieles. De esta forma, muchas personas han aprendido a hacerla y a practicarla para su vida cotidiana. En verdad, creo que es un enorme don de la Divina Providencia que tantas personas, lejos del monasterio, comiencen a practicar la “Oración de Jesús”.

(Traducido de: Celălalt Noica – Mărturii ale monahului Rafail Noica însoțite de câteva cuvinte de folos ale Părintelui Symeon, ediția a 4-a, Editura Anastasia, 2004, pp. 159-160)

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