viernes, 9 de junio de 2017

Evangelio según San Marcos 12,35-37. 
Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: "¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. Si el mismo David lo llama 'Señor', ¿Cómo puede ser hijo suyo?". La multitud escuchaba a Jesús con agrado. 


RESONAR DE LA PALABRA

Fernando Prado, cmf.
Saludos, amigos,
Nos dice repetidamente el Evangelio que la gente disfrutaba escuchando a Jesús. Es como un artista, como un sabio maestro que incluso tiene &ldquo;chispa&rdquo; y muestra una inteligente picardía cuando es necesario. Los escribas, los maestros de la Ley y los que saben de religión se ven descubiertos ante este Maestro que expone la fe con sencillez pero con inteligencia; con la autoridad de quien es maestro y con la sabiduría de los rabinos. Con un señorío sorprendente y, a su vez, sabiéndose Hijo de quien, además de ser Señor del cielo y de la tierra es un Padre bueno. </p>
<p> Jesús conoce la Escritura. Por ello es capaz de enfocar su mensaje desde lo que es una correcta interpretación: ante Dios somos hijos y siervos. Una cosa no se opone a la otra.</p>
<p>Precisamente esta es la sabiduría que Jesús nos enseña, hablándonos siempre desde lo profundo y conectando con lo profundo de nuestro ser. Vivir sabiéndonos hijos y sabiéndonos siervos, nos hace vivir centrados, en el buen camino, como Él. Si nos fijamos bien, Jesús siempre aparece como alguien que vive centrado en Dios. Su discurso es siempre coherente con lo que él vive y siente. Dios y el Reino unifican su vida, la centran, la sostienen contra viento y marea. Jesús camina siempre alabando a Dios, con paso firme, como Tobit cuando caminaba hacia Nínive, sorprendiendo a todos.</p>
<p>Que el Señor nos conceda hoy la gracia de encontrar esa sabiduría que es capaz de llamar la atención y sorprender a los demás; la sabiduría de vivir centrados, caminando con pie firme, alabando a Dios. Sin duda, una vida así da testimonio y llama la atención, como la de Jesús.</p>

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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