La Santísima Trinidad
El Catecismo de la Iglesia Católica (233 a 237) enseña que los cristianos somos bautizados en “el nombre” del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y no en “los nombres” de ellos, pues no hay más que un solo Dios, el Padre todopoderoso, su Hijo único y el Espíritu Santo.
Esta es la Santísima Trinidad, el misterio central de la fe y la vida cristiana; el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe y la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la “jerarquía de las verdades de la fe.” Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos.
Las obras de Dios revelan quién es él en sí mismo; e inversamente, el misterio de su ser íntimo ilumina la inteligencia de todas sus obras. Así sucede, análogamente, entre los humanos, La persona se muestra en su obrar y a medida que conocemos mejor a una persona, mejor comprendemos sus obras.
La Trinidad es un misterio de fe en sentido estricto, uno de los “misterios escondidos en Dios, que no pueden ser conocidos si no son revelados desde lo alto” (Concilio Vaticano I). Dios, ciertamente, ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra de Creación y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. Pero la intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón e incluso a la fe de Israel antes de la Encarnación del Hijo de Dios y la venida del Espíritu Santo. Reflexionemos sobre esto hoy día.
“Dios Padre, que al enviar al mundo al Verbo de la verdad y al Espíritu de santidad revelaste a los hombres tu misterio admirable, concédenos que al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la unidad de su majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo (Oración colecta, Domingo de la Santísima Trinidad).”Éxodo 34, 4-6. 8-9
(Salmo) Daniel 3, 52-56
2 Corintios 13, 11-13
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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