lunes, 4 de abril de 2016

La Anunciación del Señor


¡Cuánto debe haberse sorprendido la Virgen María cuando el ángel le anunció que ella iba a dar a luz al Hijo de Dios! El ángel no le dio más explicación que asegurarle que para Dios no hay nada imposible. Desde el momento mismo en que la Virgen María dijo “sí”, todo el orden universal cambió y nunca jamás sería el mismo. Porque al instante mismo de la concepción de Jesús, Dios se hacía uno con su creación; la salvación había llegado al mundo que se iba perdiendo.

San Cirilo de Alejandría (m. 444) exalta la participación de la Santísima Virgen en la historia de la salvación. Sólo con el “sí” de ella, todo el plan de Dios para su pueblo pudo fructificar.

“María, Madre de Dios, te saludamos con amor. Cántaro precioso, Hija de Sión digna de veneración en todo el mundo; tú eres una luz inextinguible, la corona de la virginidad, el símbolo de la ortodoxia, un templo indestructible, el lugar que guardó a Aquél que ningún lugar puede contener, madre y virgen.

“Te saludamos porque el infinito se limitó en tus entrañas santas. Por tus méritos, la Santísima Trinidad es glorificada y adorada; la cruz es llamada preciosa y adorada en todo el mundo; los cielos exultan; los ángeles y arcángeles se regocijan; los demonios huyen; el diablo, el tentador, es expulsado del cielo; la raza humana caída es enaltecida; las criaturas enloquecidas por la idolatría llegan al conocimiento de la verdad; los creyentes reciben el santo Bautismo; se derrama el óleo de la alegría; la Iglesia es establecida en el mundo entero y los paganos son llevados al arrepentimiento.

“¿Qué más queda por decir? Por ti, la luz del Hijo unigénito de Dios resplandeció sobre los que estaban en la oscuridad y en sombras de muerte; los profetas pronunciaron la Palabra de Dios; los apóstoles predicaron la salvación a los gentiles; y los muertos resucitan, por la gracia de la Santísima Trinidad…”

Sabiendo esto, nosotros también podemos ser portadores de Cristo al mundo mediante la oración, el amor y la docilidad al Espíritu Santo.
“Padre celestial, el ‘sí’ de la Virgen María resuena eternamente a través de los siglos. Te pedimos que coloques tu ‘sí’ en nuestro corazón para que seamos obedientes en todo. Enséñanos a seguirte fielmente para que seamos portadores de tu Hijo al mundo que tanto lo necesita.”
Isaías 7, 10-14
Salmo 40(39), 7-11
Hebreos 10, 4-10

fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

No hay comentarios:

Publicar un comentario