2º sermón por Todos los Santos § 13-2
« Entonces volviéndose a sí mismo, se dijo...: ' Aquí muero de hambre. Voy a volver a casa de mi padre' »
«Bienaventurados los que lloran porque serán consolados» (Mt 5,5). Por esta palabra el Señor quiere hacernos comprender que el camino de la alegría es el llanto. Por la desolación se va a la consolación; es perdiendo su vida como la encuentra, rechazándola como se la posee, odiándola como se la ama, despreciándola como se la conserva (cf Lc 9, 23s). Si quieres conocerte a ti mismo y dominarte, entra en ti mismo y no te busques fuera... Entra pues en ti mismo, pecador, entra donde existes verdaderamente: en tu corazón. En el exterior, eres un animal, a imagen del mundo...; dentro, tu eres un hombre, a imagen de Dios (Gn 1,26), y por tanto capaz de ser deificado.
Por lo tanto, hermanos, ¿el hombre que entra en sí mismo, no se descubrirá lejos, como el hijo pródigo, en una región distinta, en una tierra extranjera, en la que se sienta y llora con el recuerdo de su padre y de su patria?... « Oh Adán, ¿dónde estás? » (Gn 3,9) Quizás todavía en la sombra para no verte: coses juntas hojas de vanidad para cubrir tu vergüenza (Gn 3,7),mirando lo que está alrededor de ti y lo que es tuyo, porque tus ojos están muy abiertos sobre tales cosas. Pero mira dentro, mírate: es allí donde se encuentra el mayor motivo de vergüenza...
Es evidente, hermanos: vivimos fuera de nosotros mismos... Es por ello que la Sabiduría tiene interés siempre de invitarnos a la casa del duelo más que a la casa del banquete (Eccl 7,3), es decir recordarle en sí mismo al hombre que estaba fuera de sí, diciéndole: « Bienaventurados los que lloran» y en otro pasaje: « Desdichados de vosotros que reís ahora » (Lc 6,25)... Hermanos míos, gimamos en presencia del Señor: que su bondad le lleve a perdonarnos... Dichosos los que lloran, no porque lloran, sino porque serán consolados. El llanto es el camino; el consuelo es la beatitud.
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