«Si Dios existe, ¿qué pasaría si me lo encuentro, cómo sería eso? Cuando dejé entrar esta pregunta en mi interior, unos sentimientos de alegría, felicidad, paz y amor vinieron con ella. Y esos sentimientos se hacían más y más fuertes. Y en un momento, en un punto, estaba tan lleno de felicidad y amor que comprendí, sentí y percibí, e incluso viví, que este era Dios. Fue algo tan poderoso y grandioso que me quedó claro que Él no podía vivir en el cuerpo humano sin dejar rastro de Él»
Peter Gombita se alejó de Dios en la Eslovaquia comunista, pero una experiencia mística lo llevó a ser cura, que corre maratones de 1.500 kilómetros y trabaja con los sin techo
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