“Sé que me has llamado, Padre, a vivir a solas contigo y aprender que, si yo no fuera un vulgar ser humano, capaz de todos los errores y de todo mal, capaz también de un frágil e inestable afecto humano por Ti, no podría ser tu hijo.Tú deseas el amor de mi corazón porque tu Divino Hijo también te ama con un corazón humano. Él se hizo hombre para que mi corazón y el suyo pudieran amarte con un solo amor, un amor humano engendrado y movido por tu Espíritu Santo.Si no te amo con un amor humano, con sencillez humana y con la humildad de ser yo mismo, nunca degustaré toda la dulzura de tu paternal misericordia, y tu Hijo, por lo que a mi vida respecta, habrá muerto en vano”.
Thomas Merton.
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