Consumo y tecnología hacen difícil escuchar a Dios
El Papa no desprecia los momentos de quietud, soledad y silencio ante Dios. "Las constantes novedades de los recursos tecnológicos, el atractivo de los viajes, las innumerables ofertas para el consumo, a veces no dejan espacios vacíos donde resuene la voz de Dios. Todo se llena de palabras, de disfrutes epidérmicos y de ruidos con una velocidad siempre mayor. Allí no reina la alegría sino la insatisfacción de quien no sabe para qué vive. ¿Cómo no reconocer entonces que necesitamos detener esa carrera frenética para recuperar un espacio personal, a veces doloroso pero siempre fecundo, donde se entabla el diálogo sincero con Dios? En algún momento tendremos que percibir de frente la propia verdad, para dejarla invadir por el Señor".
El consumismo en el tiempo libre debilita al cristiano, por ejemplo, al "utilizar sin límites esos dispositivos que nos brindan entretenimiento o placeres efímeros. Como consecuencia, es la propia misión la que se resiente, es el compromiso el que se debilita, es el servicio generoso y disponible el que comienza a retacearse [palabra que en Argentina significa "escatimar", es decir, dar poco, con tacañería, ndReL]. Eso desnaturaliza la experiencia espiritual. ¿Puede ser sano un fervor espiritual que conviva con una acedia en la acción evangelizadora o en el servicio a los otros?
Esto lo distingue, en una nota a pie de página, de "una sana cultura del ocio que nos abre al otro y a la realidad con espíritu disponible y contemplativo".
Gaudete et exsultate - Idea 13 de 35
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