lunes, 16 de abril de 2018

Mi alma se ha enamorado de Ti, Señor

Concédeme permanecer hasta el final en Tu amor, concédeme, por Tu amor, soportar todas las tristezas y enfermedades.


Mi alma está sedienta del Dios Vivo. Mi alma busca cómo llenarse nuevamente de Su dulzura. ¡Oh, insondable misericordia del Señor! De la arcilla creó Dios al hombre, e insufló en él el hálito de vida (Génesis 2, 7), y el alma del hombre llegó a emparentarse con Dios. Tanto amó el Señor a Su criatura, que le otorgó al hombre el Espíritu Santo, y el hombre conoció a su Creador y ama a su Señor

El Espíritu Santo es amor y dulzura para el alma, la mente y el cuerpo. Y cuando el alma pierde la Gracia o la siente disminuir, empieza a buscar nuevamente al Espíritu Santo con desesperación y lágrimas, suspirando por Dios, al decir: “Mi alma suspira por el Señor. Por eso, lo busco con mis lágrimas. ¿Cómo no buscarte, Señor? Tú me encontraste primero y me diste la dulzura del Espíritu Santo. Ahora mi alma te anhela. Mi corazón se ha enamorado de Ti y te pido: Concédeme permanecer hasta el final en Tu amor, concédeme, por Tu amor, soportar todas las tristezas y enfermedades”, El temor y el estremecimiento inundan mi alma cuando deseo escribir sobre el amor de Dios.

fuente: Doxologia

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