martes, 17 de abril de 2018

Meditación: Juan 6, 30-35

Es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo.
Juan 6, 32

Probablemente Jesús suspiraba durante este diálogo. “¿Qué signo vas a realizar?” preguntaba la gente. ¿Ya se habían olvidado de que había dado de comer a cinco mil personas en la ladera del monte? Pero ellos se referían a aquella época en que sus antepasados cruzaban el desierto y el maná apareció en respuesta a las oraciones de Moisés. Les resultaba conveniente olvidarse del dolor y la dificultad de todos esos años de peregrinación sin rumbo fijo y de la frustración de Dios al ver la falta de confianza y fe de la gente. Ahora pareciera que Jesús les decía: “¡Despierten! Vuelvan al presente. Dios les ofrece comida ahora mismo.” 

Es una gran tentación idealizar lo que Dios hizo en el pasado y no ver lo que está haciendo hoy entre sus hijos. Recordemos cómo Dios nos trajo a la Iglesia, cómo curó a alguien por quien rezamos, cómo abrió la puerta hacia un nuevo trabajo para nosotros, cómo nos ayudó a encontrar a nuestro marido o esposa, o a discernir una vocación a la vida religiosa. ¡Estas son historias maravillosas con finales felices! 

Pero ¿qué está haciendo Dios con nosotros ahora mismo? Quizás te está haciendo salir de tu zona de comodidad para ponerte en contacto con una persona con quien no tienes nada en común para que le lleves el mensaje de la salvación. Tal vez te hace ver que tienes la tendencia a murmurar o criticar a otros. ¿Te está llevando a estudiar y profundizar en una parte de la Escritura que nunca has entendido? No es fácil ser paciente con gente tan imperfecta, como tú y yo, ¿verdad? La mayoría preferimos rodearnos de quienes nos simpatizan y no preocuparnos de los demás. 

La lectura de hoy nos dice que, aun cuando la obra de Cristo en la cruz está terminada, no es algo que permanezca en el pasado, porque él mismo nos invita a acudir a su lado hoy y cada día, a quedarnos con él, alimentarnos de él y seguir creciendo en nuestra unión con Dios. ¡Hay tanto más que el Señor nos quiere dar! “Vengan a mí,” nos invita. “Yo soy tu Pan de la Vida.” Jesucristo es, en realidad, la luz y la vida del mundo, y también quiere serlo para ti. Todo lo que tienes que hacer es pedirle que venga a tu corazón.
“Amado Jesús, abre mis ojos para ver su poderosa presencia en la realidad de mi vida hoy y en la de mis seres queridos.” 
Hechos 7, 51—8, 1
Salmo 31(30), 3-4. 6-8. 17. 21
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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