jueves, 5 de julio de 2018

Ángel Servicial... en la vida del Santo Padre Pío

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El ángel del padre Pío le ayudaba en todas sus necesidades. Por la mañana lo despertaba.


Así le dice al padre Agustín en una carta del 14 de octubre de 1912:

Por la noche me duermo con una sonrisa de felicidad…, esperando que el pequeño compañero de mi infancia venga a despertarme para cantar las alabanzas matutinas al Amado de nuestros corazones.

Y no sólo rezaba y cantaba con él las alabanzas del Señor en el coro, también le comunicaba los pecados o cosas ocultas de sus visitantes, aunque en ocasiones lo hacían los mismos ángeles de sus penitentes.

María Pompilio declaró:
Una mañana el padre Pío, viéndome en la sacristía, me llamó y me dijo una acción mala que había cometido, ofendiendo al Señor.Yo no supe qué responderle y no podía negarlo. Le pregunté cómo lo sabía, pero un día, tanto le importuné que, al final, me dijo con voz baja: “Ha sido tu ángel custodio”.
Cuando estuvo de sacerdote joven en su pueblo de Pietrelcina, su ángel le guardaba la casa. Por eso, la gente del pueblo decía que tenía poco cuidado en cerrar la puerta de su casa. Les decía: Tengo un ángel que me la cuida.

A sus hijos espirituales los despedía diciendo: El ángel del Señor te acompañe, te guíe y te proteja durante el viaje. Les recomendaba que se cuidaran de no cometer pecados en su presencia.

Ana Benvenuto certifica que un día fue a dar un paseo con una vecina, quien sintió varias veces el perfume del padre Pío.

Ella se sintió mal por no haberlo sentido y, al día siguiente, fue al convento a confesarse. El padre Pío, de inmediato, le preguntó:

Ana, ¿llevas medias? Le dije: “Sí, padre”. “Pero ayer por la tarde, ¿por qué ibas sin medias?”.

Traté de excusarme por el mucho calor, pero el padre me respondió: “Aunque hubieras estado sola, debías haber ido con medias.

Acuérdate que somos espectáculo para el ángel custodio y no debemos entristecerlo”.

Un día el papá del padre Pío se cayó por las escaleras de la casa de María Pyle y no se hizo nada, porque su ángel lo cuidó.

El suceso ocurrió en los primeros meses de 1946. Cuando su papá se lo refirió, el padre Pío le dijo:

Agradece a tu ángel custodio que te ha puesto un almohadón en cada grada para que no te hagas daño.

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