Jesús los enviaba a comenzar la misión para la cual los había escogido. Habían convivido con Jesús durante todo el principio de su ministerio y habían observado sus milagros y recibido sus enseñanzas. Estos momentos íntimos de preparación tuvieron el propósito de capacitar a los Doce para que salieran al mundo llevando la buena nueva de la salvación.
Los apóstoles tenían una comunión personal y directa con el Señor y él les había confiado una gran responsabilidad, por eso es más sorprendente que ellos no lograran entender del todo quién era Jesús. Esta falta de comprensión se veía ya desde antes, como cuando los apóstoles no entendieron las parábolas de Jesús y se quedaron asombrados cuando él calmó la tormenta (Marcos 4, 35-41). Los apóstoles estaban en una posición privilegiada por su cercanía al Señor y sin embargo se ve que no lograban entender el mensaje. Esto nos lleva a deducir que la verdadera comprensión de la obra y la enseñanza de Jesús se logra sólo con la iluminación del Espíritu Santo.
Conociendo la debilidad de los discípulos, el Señor les dio instrucciones específicas para cumplir su apostolado. Les advirtió que no llevaran provisiones, sino que confiaran en Dios y en la hospitalidad de quienes aceptaran sus palabras. Les recalcó que en todo debían depender de Dios. Esto contrasta diametralmente con la tendencia natural que tenemos de proveernos todo lo necesario para una obra determinada, incluso cuando tratamos de servir a Dios y llevar su mensaje.
No se trata de ser descuidados ni arriesgados, sino que es preciso ser prudentes en todo, porque el mundo actual es distinto del de hace 2.000 años y, si bien podemos confiar en que Dios proveerá para nuestro sustento y seguridad, también conviene prever lo que pueda suceder por el camino. Lo que más conviene es hacer oración, ponernos en manos del Señor y pedirle su guía, su consejo y su protección.
“Ven, Espíritu Santo, te ruego que abras mi mente y corazón para entender mejor lo que Jesús me pide ser y hacer. Enséñame a confiar más sincera y cabalmente en Dios y en su amorosa protección.”Amós 7, 12-15
Salmo 85(84), 9-14
Efesios 1, 3-14
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
No hay comentarios:
Publicar un comentario