Cambiar el corazón no depende solo de nuestro esfuerzo, sino de la gracia de Dios que quiere darnos un corazón nuevo. Lo que hacemos es aceptar y cooperar. Esta mentalidad se opone a la mentalidad del mundo en la que fuimos educados: nos enseñaron a pagar el mal con el mal; el desafío con el desafío; la ofensa con ofensa. El Señor quiere cambiar todo eso. La tentación nos había convencido de que este tipo de santidad no existía. Era utopía, ilusión, y no deberíamos ser tan presuntuosos como para querer ganarla. Pero la gran realidad es que el Señor quiere que lleguemos allí, que vayamos más lejos. Él nos quiere en el camino de la santidad. Jesús nos dice: "Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto Su Padre que está en los cielos" (Mt 5.48). ¡Dios los bendiga!
Mons. Jonas Abib
Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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