Todos vivimos en busca de seguridad, porque nos acosan muchos sentimientos que nos llevan a adquirir complejos de inferioridad, inhibición, ansiedad, vergüenza, tristeza, desánimo ...
Cuando estos sentimientos llamen a nuestra puerta, dejemos que la Palabra del Señor penetre profundamente en nuestro ser y nos lleve a experimentar una seguridad inquebrantable, cambiando así nuestras perspectivas.
“Estoy abrumado por la tristeza; levántame según Tu palabra ”(Sal 119,28).
En medio de las luchas de hoy, recemos con esta Palabra: "En la hora del miedo, en ti [Señor] me refugio".
¡Jesús, en Vos confío!
Luzia Santiago
Fuente Cançao Nova
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