Jesús come, bebe y es amigo de los pecadores. Aceptaba invitaciones de los fariseos para comer, aprovechaba las ocasiones para enseñarles Su doctrina y, mediante parábolas, la exponía, como una forma de confundir a los incrédulos y enseñar a sus oyentes. Pero el amor y el perdón prevalecen en su mensaje y en todo lo que hace.
Donde hay fe y amor, Dios está ahí. Donde hay arrepentimiento y contrición de corazón, ocurre el perdón de Dios y la paz regresa.
Jesús es para nosotros. Dejemos que Su salvación penetre en nuestras vidas, abriéndonos al amor de Dios y al arrepentimiento, porque el pecador que se convierte se regocija en Él.
Señor Jesús, gracias porque el Señor me conoce y me trata con cariño.
Devuélveme la alegría de ser salvo. ¡Gracias por tu Divina Misericordia!
¡Jesús, en Vos confío!
Luzia Santiago
Fuente Cançao Nova
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