lunes, 8 de marzo de 2021

COMPRENDIENDO LA PALABRA 080321


La viuda de Sarepta

La viuda sin recursos ha salido a recoger leña para cocer un pan, cuando sale a su encuentro Elías. Esta mujer es la imagen de la Iglesia. Porque la cruz se forma de dos pedazos de leña; la mujer que estaba a punto de morir salió a buscarse la vida eterna. Hay aquí un misterio escondido... Elías le dice: “ Anda, dame de comer a mí antes de proveer tu pobreza y tus recursos no se agotarán.” ¡Dichosa pobreza! Si la viuda recibió aquí en la tierra esta recompensa ¡qué recompensa podrá esperar para la otra vida!

Quiero insistir en este pensamiento. No pensemos recoger el fruto de nuestra semilla en este tiempo presente. Aquí sembramos con lágrimas lo que será la cosecha de nuestras buenas obras. Más tarde recogeremos el fruto con alegría según está escrito: “Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares. Iban llorando al llevar la semilla, vuelven cantando trayendo sus gavillas.” (Sal 125,6) El gesto de Elías para con esta mujer era, efectivamente, un símbolo y no su recompensa. Porque la paga que recibió la pobre viuda aquí abajo por haber alimentado al hombre de Dios, hubiera sido una pobre semilla con unos frutos bien mezquinos! Sólo recibió un bien temporal: harina que no se gastaba, aceite que no se agotaba hasta el día que el Señor hizo llover sobre la tierra. Este signo que Dios le concedió por unos pocos días era, pues, el símbolo de la vida futura donde nuestra recompensa no se agotará nunca. Nuestra harina será Dios! Así como la harina de esta mujer no se acabó durante aquellos días, Dos no nos faltará durante toda la eternidad... Siembra con confianza y tu cosecha llegará sin duda. Llegará más tarde, pero cuando llegue cosecharás sin fin.>



San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 11, 2-3

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