Inicia el sábado y el nombre de Tu Madre, Señor Jesús,
Resplandece en éste día.
A ella me confío en esta noche para que, al despertar,
Brille la Luz de Su Hijo.
Que Él me alcance liberación.
No quiero vivir de pasiones mundanas, no quiero que ellas me dominen.
Ven y manda; gobierna y domina mi mente, todo mi ser,
todo mi cuerpo, todos mis sentimientos y mis emociones.
Libérame de toda impiedad.
Que el maligno no tenga domino.
Me reconozco templo vivo de Dios
Y sólo puedo decir: ¡confío!
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