«Cabe pensar en el signo de la cruz, que a lo largo de los siglos se ha convertido en el emblema por excelencia de los cristianos. La cruz no puede sino expresar amor, servicio, entrega sin reservas: sólo así es verdaderamente el “árbol de la vida”, de la vida sobreabundante… Nosotros también debemos responder con el testimonio de una vida que toma sobre sí el estilo de Dios —cercanía, compasión y ternura— y se entrega en el servicio. Se trata de sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes, no con condenas teóricas, sino con gestos de amor»
Francisco
Ángelus
21-03-2021
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