¡Buen día, Espíritu Santo!
Así como llena de Tu Gloria está la creación,
así mi vida ven a llenar en este día con tu Fuerza y Tu Poder.
¡Lléname de Ti para que, animado por Tu Gracia,
dé lo mejor de mi!
¡Satúrame de tu Amor para que pueda vivir el día presente
en paz, serenidad y seguridad...!
Ven y actúa con poder,
y levántame allí donde me encuentres caído, abatido... entristecido!
¡Levántame y anima lo envejecido!
Hazme resurgir.
Que la verdadera vida resurja con fuerza allí donde se ha debilitado
por la miseria de mi pecado, de mis debilidades más arraigadas.
Haz que pueda levantar mis manos para clamar tu presencia,
que mi corazón pueda derramar delante de Tu Altar
y darte gracias, alabarte.
Darte toda Honra y decirte que Tú y sólo Tú,
eres el Dios Vivo.
Mi Dios presente. Mi Dios cercano. Mi salvación.
Y dame Luz, ¡mucha luz! para reconocer la "piedra mayor",
aquella que es obstáculo permanente en mi carrera hacia la meta.
Dime, ¿qué podemos hacer juntos hoy?
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