Con Jesús por la mañana.
«Y sobre esto hemos de ponernos un interrogante: ¿Por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad? Tristemente, la respuesta, que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas» (Papa Francisco). Hoy, alivia con gestos, palabras y acogida a quien sufre cerca de ti. Ofrece tu día por la intención del mes.
Con Jesús por la tarde.
«Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia» (Mc 12, 41). Jesús mira las intenciones. ¿Eres generoso para ser visto o para agradar a Dios? ¿Te diriges a Dios con una actitud humilde, necesitada de él? Respira mientras repites en silencio: «Mi boca cantará tu auxilio, Señor».
Con Jesús por la noche.
Hazte consciente. ¿Cómo viviste tu día? ¿Qué sucedió que te causa alegría o tristeza? Identifica las emociones que te “movieron” hoy. ¿Hubo algún pensamiento que se repitiera? Jesús te acompañó hoy, ¿Puedes reconocer su presencia en personas o acontecimientos? Agradece a Dios por tu vida y disponte a iniciar una nueva jornada.
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