El mal se destruye a sí mismo, y solo es posible vencerlo haciendo el bien.
Si la opción de enfrentar el mal es por medio de las armas, se volverá un mal aún peor. Si actuamos así, con maldad, podremos sufrir de nuevo.
Solo con un corazón manso y humilde cambiaremos esa situación de nuestro mundo. En aquel tiempo y hoy también el arma para cambiar las cosas es un corazón manso y humilde.
Pon amor y paciencia en tus acciones. No pongas gotas de veneno en tu vida
Venceremos por la oración, por la adoración, no por las armas de la ley.
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
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