Padre Bueno,
Bendito seas hoy y siempre!
Tú eres Grande, Tú eres toda Bondad y Santidad;
Tú eres Belleza y Ternura,
Tú eres Rico y lleno de Misericordia.
Aquí estoy al despertar ante Tí, mi Dios,
Tú tan grande y yo tan pequeño,
implorándote que del pecho abierto de Tu Hijo
se derrame la Gracia de Tu Misericordia.
Clamo por esa Lluvia de Gracia que sana y libera,
que otorga nuevas fuerzas y santifica,
que reconduce a Tus mismas entrañas.
Padre del Cielo,
derrama en este día la Gracia de Tu Espíritu Santo
sobre todos aquellos que, sedientos,
esperamos ser saciados del Amor más puro,
del Amor que hace nuevas todas las cosas,
del Amor que reconcilia nuestros contrarios,
nuestras flaquezas, nuestras miserias.
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