Es posible encontrar en la Palabra de Dios la fuerza para la transformación interior
La Palabra de Dios, contenida en la Biblia, no es solamente una descripción de la historia del pueblo del pasado, tampoco es una museo sin vida, desconectada de la realidad de los nuevos tiempos. Es Palabra inspirada, de iniciativa divina, que hablaba en el Antiguo Testamento, pero que también tiene su fuerza de actuación en lo cotidiano de nuestra vida moderna.
Es siempre actual y pasible de interpretación
La Palabra de Dios nos forma en la práctica de la fe
Es importante, ahora, escuchar y prestar atención a lo que la Palabra presenta como itinerario para la vida de cada persona. Debe ser leída, conocida, meditada, contemplada y colocada en práctica en nuestro actuar. No podemos buscar, en la Biblia, solamente informaciones frías, sino que debemos formarnos en la justicia y en la práctica de la fe.
Muchos leen la Sagrada Escritura solamente por curiosidad, sin tener en cuenta que su objetivo es reforzarnos en la práctica cristiana y en el discipulado, en el encuentro con la Persona de Jesucristo. Por lo tanto debemos tener intimidad con la Palabra, viendo en ella una fuerza provocadora de acciones nuevas de vida y de transformación de la realidad.
La capacidad del ser humano de revitalizarse siempre
Nuestra historia de vida debe estar recomenzando constantemente. Esto significa que situaciones mejores de convivencia son posibles. Una luz para eso puede ser encontrada en la Palabra de Dios, la cual muestra los condicionamientos del ser humano, como también su capacidad de revitalizarse siempre.
Nos hace conquistar la felicidad duradera
La Palabra tiene en nosotros una fuerza liberadora. Y si libera, debe transformar. Nos hace conquistar lo mejor, una felicidad duradera, que solo es capaz de darse pasando por enfrentamientos de verdad y justicia. No puede ser palabra que lleve al intimismo, a tomar letra por letra ni al fundamentalismo.
Superar los vicios
Vivir la Palabra de Dios es anunciar un camino de liberación, de superación de todos los vicios y prácticas que no condicen con el bien de las personas. Es ir al encuentro de aquellos que pasan por grandes necesidades, teniendo como opción de vida a los más pobres y sufrientes, aquellos que viven esperando migajas que sobran en las mesas de muchos hermanos.
Monseñor Mendes Peixoto
Arzobispo de Uberaba
fuente Portal Canción Nueva en español
No hay comentarios:
Publicar un comentario