Solo vamos ser santos si somos adoradores
Adorar es postrarse delante del Señor. Los Judíos y israelitas no adoraban solo con el alma, sino con el cuerpo todo, y se postraron delante del Señor.
Quien adora pone el corazón delante de la majestad del Dios tres veces santo.
Nuestro reconocimiento de que él es Dios, Señor y Majestad nos hace dar cuenta que, delante de él, no somos nada. Él es la gloria, el poder y el honor. Cuando me postro delante del Señor, muestro a mi propio cuerpo, alma y espíritu, que estoy postrado delante de mi Dios. Con eso muestro a todos que quisieron ver y a aquellos que no quieren saber, que tengo un Dios, una majestad, cuya divinidad reconozco y me pongo en profunda adoración.
El teólogo Von Balthasar dijo, y el Papa Juan Pablo II aseguro: “El tercer milenio va ser místico, los cristianos van ser místico o no van ser nada, así como santos o nada”
O somos adoradores o nada. Solo vamos a ser santos si adoramos.
¡Dios te bendiga!
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Comunidad Canción Nueva
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