Con Jesús por la mañana. Jesús no realizó su misión en soledad, sino que se rodeó de amigos, sus discípulos. Un grupo de hombres, entre los que había también mujeres, a quienes llamó para compartir su misión con él. Eran doce, pero también tenía otros discípulos como María, Marta, Lázaro y muchos otros que vivían su mensaje en la vida cotidiana. En su corazón eran verdaderos discípulos. Lo recibían en su casa, se alegraban con su presencia, compartían con Él sus vidas. Jesús también nos llama hoy a estar con Él y vivir en lo cotidiano como discípulos y apóstoles. Ofrezco mi día por las intenciones del Papa. Si Jesús te encontrara hoy y te preguntara, «¿Qué buscas?», ¿qué responderías?
Con Jesús durante el día. «Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo. Una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa» (Lc 10, 38). ¿Sabes? ¡Tú buscas a Dios! y tu corazón no tendrá descanso hasta que Dios habite en ti. ¿Dónde buscas a Dios? ¿Qué buscas en los demás? Deja que resuenen estas preguntas en tu corazón.
Con Jesús por la noche. Agradezco el día a Jesús. ¿Qué me dejan las preguntas de hoy? ¿Es Dios el centro de mis búsquedas? ¿Me busco a mí mismo? ¿Qué busco cuando me acerco a otros? Pido perdón. Mañana empezaré a poner a Dios en el centro de mi vida. Pido por los pueblos indígenas y por las necesidades que tienen.
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