martes, 12 de julio de 2016

Repensando la vida


"Cada día necesito ponerme las sandalias de la humildad, revestirme de Cristo Jesús y renunciar a toda soberbia, prepotencia y vanidad.

Es necesario cada día deshacer las locuras del corazón, los sentimientos impuros y lavar mi alma con el agua pura del Espíritu.
Cada día yo renuncio a las penas, los resentimientos y las decepciones vividas y me propongo ser una nueva criatura.

Cada día me dispongo a vivir el amor-caridad y lavar los pies de mis hermanos y hermanas y así romper mi orgullo y mi auto suficiencia.
Yo quiero ser mejor cada día y cuando no lo consigo, me basta con la humildad de reconocer que soy un ser humano queriendo ser mejor y que no se siente más grande ni más importante que nadie."

p. Roger Araujo.
Adaptación del original en portugues.

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