Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."
RESONAR DE LA PALABRA
Óscar Romano, cmf
La paz de Dios:
Se cumple lo que acabáis de oír. Decir, decir, es fácil. Lo complicado es el cumplir. Que se cumpla.
Sale de la sinagoga y a ella vuelve. Y aprovecha para enseñar. Va desarrollando las ideas de su discurso programático.
La gente se quedaba sorprendida-admirada porque su hablar era con autoridad.
Pasar de las palabras a los hechos. Si la gente se quedaba admirada-sorprendida con sus palabras, alucinaba con sus hechos. Cerró la boca al espíritu inmundo. Y le mandó salir fuera. Saca lo malo, restituye la dignidad. Eleva al ser humano a la máxima categoría.
¿Y yo? ¿Qué palabras? ¿Qué hechos? ¿Cómo me planteo el día?
EL REBELDE
José María Descalzo
En aquel tiempo (como en todos los tiempos) los elefantes sagrados de los ricos dominaban el mundo, eran, no sólo los más prudentes y elegantes, sino que hasta los más sanos y dignos de estar vivos.
Por eso las azucenas corrían a florecer en sus jardines y el dios de los poderosos (el único que legalmente tenía derecho de existir) estaba inscrito en su partido y se dedicaba a prepararles los más hermosos sillones en el cielo.
Pero entonces vino el REBELDE y dijo:
"Bienaventurados los pobres"
En aquel tiempo (como en todos los tiempos) mandaban los astutos los que fabricaban la mentira con más hermosos colores los que vendían sus patrias a las CIA de Roma, los que desplegaban mejores razones a la hora de sacar la espada.
Pero entonces vino el REBELDE y dijo:
"Bienaventurados los mansos"
En aquel tiempo (como en todos los tiempos) las lágrimas no tenían cotización en los mercados y la alegría era más importante que la verdad y una tripa satisfecha era la misma sustancia del cielo.
Pero entonces vino el REBELDE y dijo:
"Bienaventurados los que lloran"
En aquel tiempo (como en todos los tiempos) la palabra justicia sonaba bien en los discursos, y solo era delito cuando quien la usaba no era el presidente, y los hombres la esperaban como a un antiguo pájaro que dicen que ha existido y que es bueno seguir esperando a condición de que no venga.
Pero entonces vino el REBELDE y dijo:
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia"
En aquel tiempo (como en todos los tiempos) el corazón era una fruta que seguramente debe servir para algo, amar era un juego que enseñaban a los hombres de niños mas del que luego tenían rigurosa obligación de avergonzarse, porque "la guerra es la guerra" y "los negocios son los negocios".
Pero entonces vino el REBELDE y dijo:
"Bienaventurados los misericordiosos"
En aquel tiempo (como en todos los tiempos) el prestigio de un hombre se media por su capacidad "conquistadora" y el que engañaba a mil valía más que mil, y el dinero valía tanto como el número de trampas para lograrlo.
Pero entonces vino el REBELDE y dijo:
"Bienaventurados los limpios de corazón"
En aquel tiempo (como en todos los tiempos) un hombre subido en un fusil era lo que se dice todo un hombre, y los espadachines contaban con armas de primera y tenían más derechos a las flores, y hasta podían tener más hijos y tenían razón en todo.
Pero entonces vino el REBELDE y dijo:
"Bienaventurados los pacíficos"
En aquel tiempo (como en todos los tiempos) el orden era la ley suprema y había que seguir protegiendo la felicidad de los que ya eran felices, porque los otros eran feos (y seguramente malos) y tenían obligación de elegir entre la cárcel de la miseria y la otra.
Pero entonces vino el REBELDE y dijo:
"Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia"
Y cuando el REBELDE terminó de hablar se hizo un minuto (solo un minuto) de silencio y los ricos, los astutos, los satisfechos, los demagogos, los odiadores, los sucios, los violentos y los custodios del orden se dispusieron a echar azúcar en las palabras del REBELDE, mientras los pobres, los mansos, los que lloran, los hambrientos, los misericordiosos, los limpios, los pacíficos y los perseguidos pensaron que a lo mejor, el REBELDE estaba LOCO.
Tu hermano y amigo
Óscar Romano
Fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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