Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían. Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?". Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
RESONAR DE LA PALABRA
Alejandro Carbajo, cmf
Queridos amigos, paz y bien.
Cuando leemos estos textos de disputa con los fariseos, seguramente pensamos en lo malos que eran esos individuos, siempre a la contra, criticando todo lo que hacía Jesús. Siempre negativos. Nunca positivos. Probablemente también pensemos que, en el lugar de dichos individuos, habríamos reaccionado de otra manera.
Y me parece que, al fin y al cabo, habríamos hecho lo mismo que los sujetos que criticaban en tiempos de Jesús. Y si no, miremos lo difícil que resulta aceptar las novedades en nuestra vida. Vemos lo que tenemos que hacer (los famosos propósitos de Año Nuevo) pero no tenemos mucho éxito. El orgullo, la soberbia, la pereza, el miedo al fracaso, “ya lo he probado y no me ha salido”, no nos dejan cambiar. O pensemos en qué reacción se produce si cerca de tu casa las Hermanas de Teresa de Calcuta quieren abrir un centro para ayudar a alcohólicos, por ejemplo. Son los pecadores de nuestro tiempo. Es bueno estar abiertos.
Jesús sabe bien a quién llama. Lo hizo entonces, y lo ha seguido haciendo a lo largo de la Historia. No sabemos por qué llama a unos a seguirle más de cerca, pero de lo que estamos seguros es de que la llamada llega cuando es necesario. Jesús se acerca a comer con nosotros, antes incluso de que nos arrepintamos.
Aquí puedes ver el cuadro y una breve meditación. Ojalá te ayude a dejarte llamar por Él. No pienses que eres indigno, o que no hay sitio para ti en los planes de Dios. Cuando tú quieras, le verás cerca, llamándote.
Tu hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F.
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario