Me inclino delante de ti, Pan de ángeles (Sal. 78,25),
Con fe profunda, esperanza, amor,
y desde lo más profundo de mi alma, te adoro
aunque yo no sea nada.
Me inclino delante de ti, Dios escondido,
Y de todo corazón, te amo.
el velo del misterio no me molesta;
te quiero como los elegidos del cielo.
Me inclino delante de ti, Cordero de Dios,
que borras los pecados de mi alma,
al que recibo en mi corazón, cada mañana,
y me ayudas en mi salvación.
Santa Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa
Pequeño Diario, § 1323
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