domingo, 8 de abril de 2018

LA REGLA DE SAN BENITO


LA REGLA DE SAN BENITO. 

La Regula Monasteriorum es un libro en el que San Benito expone las reglas para la vida monástica en comunidad. Son 73 capítulos cortos que priorizan el silencio, la oración, el trabajo y el recogimiento, la caridad fraterna y la obediencia. Fue bajo esta regla que nació y tomó forma la Orden de los Benedictinos.

La Regla de los monjes escrita hacia el final de su vida, ha sido norma y guía espiritual de innumerables comunidades monásticas durante más de 1500 años. La gran vitalidad que encierra proviene de su doble enraizamiento en las Sagradas Escrituras y en la Tradición viva de la Iglesia, especialmente la tradición monástica de la que es heredera y continuadora. Escrita en latín, y luego traducida a todas las lenguas a lo largo de los siglos. Los estudiosos concuerdan en señalar que fue escrita por San Benito de forma gradual.

Cinco detalles de la regla monástica de San Benito. 

1. La edad no es más que un número 

Para San Benito la edad no era tan importante como la sabiduría del monje o el tiempo que permaneciera en la comunidad. Expresamente señala que los monjes más veteranos deben respetar y cuidar de los más jóvenes:

“Y no será la edad de cada uno una norma para crear distinciones ni preferencias en la designación de los puestos, porque Samuel y Daniel, a pesar de que eran jóvenes, juzgaron a los ancianos.”

También insiste en que los monjes jóvenes deberán participar en las decisiones importantes: 

“Y hemos dicho intencionadamente que sean todos convocados a consejo, porque muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor.”

2. Los novicios deben firmar por escrito su compromiso 

San Benito insistió en que el compromiso de los novicios que luego pasarían a ser monjes debería ser firmado por escrito. Si un novicio decide quedarse en el monasterio después de su año de prueba:

“Este documento lo escribirá de su mano, y, si no sabe escribir, pedirá a otro que lo haga por él, trazando el novicio una señal, y la depositará con sus propias manos sobre el altar.”

3. La humildad de los monjes artesanos 

La humidad era una virtud importantísima para San Benito. El capítulo 57 se refiere expresamente a los artesanos del monasterio y en él se explica que:

Si hay artesanos en el monasterio, que trabajen en su oficio con toda humildad, si el abad se lo permite. Pero el que se envanezca de su habilidad por creer que aporta alguna utilidad al monasterio, sea privado del ejercicio de su trabajo y no vuelva a realizarlo, a no ser que, después de haberse humillado, se lo ordene el abad.

Se hace expresa referencia a la avaricia en la fijación de los precios de estas mercancías y se dice que “antes véndase siempre un poco más barato que lo que puedan hacerlo los seglares, para que en todo sea Dios glorificado”. 

4. Los huéspedes deberán ser bien acogidos 

La regla benedictina recalca que los huéspedes, especialmente los pobres y extranjeros, deberían ser recibidos como invitados en el monasterio. Se les saludaría con “la cabeza inclinada, postrado el cuerpo en tierra, adorarán en ellos a Cristo, a quien reciben”. El propio abad lavaría las manos y los pies de estos huéspedes, y los acogería en su mesa. Aunque, cuando estos invitados lleguen primero deben rezar juntos y luego recibirían un beso de la paz, que no se ofrecería antes “para evitar los engaños diabólicos”. 

5. La obediencia mutua 

Éste es el título del capítulo 61. En él San Benito dice que toda la comunidad debe no solo obedecer al abad sino que han de obedecerse los hermanos unos a otros. Y si alguno es porfiador deberá ser castigado. Y añade un párrafo que no tiene desperdicio y puede resultar a nuestros ojos humillante:

Cuando un hermano es reprendido de la manera que sea por el abad o por cualquiera de sus mayores por una razón cualquiera, aun mínima, o advierte que el ánimo de alguno de ellos está ligeramente irritado contra él o desazonado aunque sea levemente, al instante y sin demora irá a postrarse a sus pies y permanecerá echado en tierra ante él dándole satisfacción, hasta que con una palabra de bendición le demuestre que a se ha pasado su enojo. Y, si alguien se niega a hacerlo, será sometido a un castigo corporal; si se muestra contumaz, será expulsado del monasterio.

FINAL DE SU VIDA 

San Benito falleció en el 547, a los 67 años de edad, después de predecir la propia muerte. En el mismo año falleció también su hermana, Santa Escolástica, fundadora de la rama femenina de la orden de San Benito. La devoción a San Benito se esparció sólidamente por todo el mundo, haciendo de él uno de los patronos de Europa. 

De acuerdo con la tradición, Benito de Nursia, fue santificado por haber vencido dos engaños armados por el diablo, en los cuales le es ofrecido un cáliz de vino envenenado y un pedazo de pan, también envenenado. 

Más allá de eso, en muchas oportunidades fue tentado efectivamente por el diablo, además de ser ofendido e insultado de tal manera que los hermanos de hábito que estaban a su alrededor podían escuchar las ofensas que él recibía. 

El Santo Varón, como también es llamado, vencía al tentador utilizando la señal de la cruz y la oración contenida en la Cruz Medalla que fue esculpida en las paredes del monasterio.

Lo que viene: Imagen de San Benito - Significados y símbolos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario