Dios sembró en este pueblo la semilla de la fe y ha dado frutos, aunque la espiga no esté bien formada y puede que solamente produzca treinta o sesenta granos.
Nos asustamos cuando vemos los pecados que se cometen en nuestros días. La persuasión continua en los medios de comunicación, la escuela y los sistemas de educación, hacen que los niños y los jóvenes crean que no existe el pecado, que todo está permitido... Esta es una artimaña del maligno, que quiere convencernos de que él no existe. Esta es la más grande de sus trampas: ¡todo en este mundo!
Nada puede extinguir en el hombre el deseo de algo mejor, la sed del agua viva. Como aquella mujer que quería no volver a sentir sed, ni volver a venir a la fuente. Esto es lo que deseamos también nosotros, que nuestro pueblo pruebe el agua viva del cristianismo y deje de tener sed y de acudir al mundo y sus “pozos” para sacar algo de agua con un cubo, sino que reciban esta agua para siempre, y conozcan la verdad en Jesucristo. Este pueblo está listo para la cosecha. Dios sembró en este pueblo la semilla de la fe y ha dado frutos, aunque la espiga no esté bien formada y puede que solamente produzca treinta o sesenta granos. Pero nuestro deber es orar por los segadores, por esos que siegan con la segadora de la fe, quienes recolectan con amor y esperanza.
fuente: Doxologia
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