"Aunque comprendo que hace diez años no tenía ni la más remota idea de que iba a estar donde estoy ahora, todavía trato de mantener viva la ilusión de que estoy en completo control de mi vida. Quiero decidir lo que tengo que necesitar, lo próximo que voy a hacer, lo que quiero lograr, lo que otros van a pensar de mí. Mientras estoy tan ocupado dirigiendo mi propia vida, me voy volviendo ajeno a los suaves movimientos del Espíritu de Dios dentro de mí, que me puede estar apuntando en direcciones totalmente opuestas a las mías. Se requiere mucha soledad interior y mucho silencio para ser consciente de estos movimientos divinos. Dios no grita ni empuja. El Espíritu de Dios es suave, tan suave como una vocecita o una brisa ligera. Es el espíritu del amor.Henri Nouwen
miércoles, 4 de julio de 2018
COMO UNA BRISA LIGERA
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