domingo, 1 de julio de 2018

YO TE LO DIGO, LEVÁNTATE

“Yo te lo digo, levántate”

    “No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago” Nos podríamos preguntar porque Jesús se lleva siempre a esos discípulos y porque deja a los demás. Así vemos que, cuando se transfiguró en el monte, ya le acompañaban estos tres… Los escogidos son: Pedro, sobre quien se ha edificado la Iglesia, Santiago, el primer apóstol que recibió la palma del martirio, y Juan, el primero que preconizó la virginidad…

    “Entró donde estaba la niña, la cogió de la mano, y le dijo: Talitha qumi. La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar.” Deseemos que Jesús nos toque también a nosotros, e inmediatamente nos pongamos a andar. Si somos paralíticos o cometemos malas acciones, no podemos caminar; quizás estamos acostados sobre el lecho de nuestros pecados como si fuera nuestra verdadera cama. 

    Cuando Jesús nos toque, inmediatamente quedaremos curados. La suegra de Simón padecía mucha fiebre; Jesús le cogió la mano, ella se levantó inmediatamente y les servía (Mc 1,31)… “Y les dijo que dieran de comer a la niña.” Señor, a los que estamos acostados, haznos la gracia de cogernos la mano, levántanos del lecho de nuestros pecados y haznos caminar. Cuando hayamos andado, ordena que nos den de comer. Acostados, no podemos caminar, y si no estamos de pie, no podemos recibir el cuerpo de Cristo, a quien pertenece la gloria con el Padre y el Santo Espíritu, por los siglos de los siglos.


San Jerónimo (347-420), sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia 
Comentario al evangelio de Marcos, 2; PLS, 125s

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