Es importante entender que la venida del Espíritu Santo está unida a tres ingredientes indispensables: Obediencia a Jesús (“les ordenó… que esperasen el cumplimiento de la promesa de su Padre”, Hch 1,4) + oración incesante + unidad (“…estaban todos reunidos en un mismo lugar”) El mal de muchos cristianos es no entender este último punto: la unidad.
Si queremos la venida del Espíritu, y no solamente eso, sino que permanezca, es necesario superar las diferencias de pensamiento e intereses para vivir en comunión. La falta de poder y vigor espiritual en la vida de muchos cristianos viene de la desunión. El milagro del Espíritu Santo no es que todos piensen del mismo modo, sino que creen un clima de amor, respeto y cordialidad entre los que son realmente del Señor. Una de las pruebas de la presencia del Espíritu Santo es esta actitud nueva en la convivencia con las personas, aún de aquellas que no son de nuestra religión, condición social o cultura.”
p. Alberto Luis Gambarini
El Fuego de Pentecostés – pág. 41 – Ed. Ágape
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