Oración de San Efrén de Siria
Tener piedad del prójimo como Dios tiene piedad de nosotros
Señor, amo de ni vida,
no me abandones al espíritu de pereza, de desánimo,
de afán de poder y conversaciones vanas.
(Prosternarse)
Dame la gracia, a mí tu siervo/ tu sierva,
del espíritu de castidad, de humildad, de paciencia y de caridad.
(Prosternarse)
Sí, Rey y Señor mío, concédeme ver mis faltas
y no juzgar a mi hermano,
oh Tú, bendito por los siglos eternos. Amén.
(Prosternarse; luego se dice tres veces, postrados en tierra:)
Oh Dios, ten piedad de mí, pecador
Oh Dios, purifícame, que soy pecador.Oh Dios, Creador mío, sálvame.
Perdona mis innumerables pecados!
Las liturgias bizantinas y orientales de la Gran Cuaresma
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