lunes, 23 de marzo de 2020

COMPRENDIENDO LA PALABRA 230320


“¿Si no veis signos, no podéis creer?”

“El que escruta la majestad de Dios, se verá abrumado por su gloria” (Pr 25,27 Vulg). Dios no ha dado al hombre la suficiente inteligencia para conocerlo todo…; lo que se te pide es una fe sólida y una vida sencilla, y no un conocimiento de todo. Si no entiendes ni comprendes las cosas más triviales ¿cómo entenderás las que están sobre la esfera de tu alcance? Sujétate a Dios y humilla tu juicio a la fe, y se te dará la luz de la ciencia, según te fuere útil y necesaria. 

Algunos son gravemente tentados contra la fe en el santo sacramento; mas esto no se ha de imputar a ellos sino al enemigo. No tengas cuidado, no disputes con tus pensamientos, ni respondas a las dudas que el diablo te sugiere, sino cree en las palabras de Dios, cree a sus santos y a sus profetas, y huirá de ti el malvado enemigo. Muchas veces es muy conveniente al siervo de Dios el padecer estas tentaciones. Pues no tienta el demonio a los infieles y pecadores a quienes ya tiene seguros; sino que tienta y atormenta de diversas maneras a los fieles y devotos.

Acércate, pues, con una fe firme y sencilla, y llégate al sacramento con suma reverencia; y todo lo que no puedes entender encomiéndalo con seguridad al Dios todopoderoso. Dios no te engaña; el que se engaña es el que se cree a sí mismo con demasía. Dios anda con los sencillos, se descubre a los humildes, y “da entendimiento a los pequeños” (Sal 118, 130), alumbra a las almas puras y esconde su gracia a los curiosos y soberbios. La razón humana es flaca, y puede engañarse; mas la fe verdadera no puede ser engañada.


Imitación de Cristo
tratado espiritual del siglo XV
IV, 18

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