Los amigos de Cristo perseveran en el amor hasta el fin
Vigila sobre ti. Que el mal que te separa del hermano no se encuentre en ti antes que en él. Apúrate a reconciliarte con él para no desobedecer el mandamiento del amor (cf. Mt 5,24). No desprecies el mandamiento del amor, porque por medio de él serás hijo de Dios. Pero si lo transgredes te harás hijo de la gehenna. (…)
¿Has sido sometido a una prueba de parte de un hermano y la tristeza te encaminó al odio? No te dejes vencer por el odio sino vence al mal por el bien (cf. Rom 12,21). Vencerás si rezas sinceramente a Dios por tu hermano, aceptando su defensa y hasta ayudándolo para justificarlo. Considera que eres tú mismo el responsable de tu prueba y soporta todo con paciencia, hasta que el nubarrón haya pasado. (…) No consientas a perder el amor espiritual ya que no les ha sido dejada a los hombres otra vía de salvación. (…) Un alma racional que siente odio hacia un hombre, no puede estar en paz con Dios que ha dado mandamientos. “Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes” (Mt 6,14-15). Si ese hombre no quiere hacer las paces, guárdate del odio, rezando por él sinceramente y no hablando mal de él a nadie. (…)
Esfuérzate cuanto puedas en amar a cada hombre. Si no lo logras todavía, por lo menos no odies a nadie. Aunque ni siquiera podrás hacer esto si no desprecias las cosas del mundo. (…) Los amigos de Cristo aman sinceramente a todos, pero no son amados de todos. Los amigos de Cristo perseveran hasta el fin en su amor. Los amigos del mundo, por cosas del mundo, persisten hasta enfrentarse entre sí.
San Máximo el Confesor (c. 580-662)
monje y teólogo
Filocalia, “Centurias sobre el amor IV” nº 19, 20, 22, 25, 35, 82, 98, (Philocalie des Pères neptiques, Paris, DDB-Lattès, 1995), trad. sc©evangelizo.org
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